viernes, 20 de junio de 2014

Rebecca.

- ¡Sebas, ya llegué!-.

No era necesario que me lo dijera, yo sabía que Rebecca había llegado, pero no puedo poner en palabras todo lo que me hace sentir cuando escucho que su voz me llama, es una alegría incontenible, por eso me gusta que me grite desde el piso de abajo cada vez que llega, así la haya visto desde la ventana y sea lo único que estuve esperando que pase en todo el día. Yo sé que a ella le gusta que yo baje las escaleras casi desenfrenado para ir a abrazarla, lo sé porque sin que se de cuenta veo su rostro mientras bajo y no hay nada más hermoso que esa sonrisa.

- ¡Ten cuidado, te vas a caer! - me grita mientras bajo, y si eso pasara, yo sé que ella estaría ahí para atraparme. Antes de bajar los dos últimos escalones, salto a sus brazos y ella me atrapa, huelo su pelo y la abrazo incluso con mis piernas. De ahí hacemos lo que nos gusta, ella me lleva hasta el sofá del living para que me suelte pero yo no lo hago, e intenta sacudirse para que me caiga, siempre termino cayendo, pero siempre aguanto un poco más, aferrado a ella.

- Nos gusta que te tenga tanto cariño, no sé qué tienes pero con otras niñeras no ha sido así-.

- Papá, no es verdad! - Le reclamé un poco molesto, temiendo que me descubriera en algo.

- Oh dios mío, ¿O sea que con todas eres igual? -. Se burló Rebecca fingiendo alarmarse, mientras terminaba de soltarme en el sofá.

- No… lo que pasa es que… yo no…- Sólo alcancé a balbucear esbozos de palabras, era todo un idiota, pero por suerte mi papá nos interrumpió.

- Bueno, los dejo. A ti no te tengo que repetir esto Rebecca, pero te lo digo a ti Sebas; te acuestas antes de las diez- .

- Sí papá…- Refunfuñé mientras le viraba los ojos.

- Vaya tranquilo señor Martinez -.

- Ya basta de decirme así, soy Juan, y tú eres parte de esta familia también Rebecca. Gracias por todo y nos vemos más tarde. Pórtate bien Sebas…-

¿¡Familia!? Será cuando nos casemos, pensaba mientras se despedían. - Chao pá…-

- Susana, baja que llegamos tarde! - Le gritó a mi mamá, y ella bajó rápidamente tirando besos volados a mi y a Rebecca. 
- Acuéstate temprano, te amo. Hola Rebecca, Chao Rebecca, vámonos, adiós -. Todo ese atropello de palabras salieron de mamá mientras bajaba y cerraba la puerta… y por fin solos.

- ¿Qué quieres hacer? -.

Yo ya estoy haciendo lo que quiero, estar contigo. Ojalá fuera lo suficientemente galán o por lo menos alto para decirle eso, la edad no importa, yo soy muy maduro para mi edad y tenemos muchas cosas en común, seríamos la pareja perfecta.

- Lo que tú quieras…- Esa fue mi patética respuesta, qué falta de personalidad, seguramente ahora piensa que soy un aburrido o muy conformista, ya… basta de pensar y más actuar, qué le digo, piensa Sebas pero no pienses tanto, tira una idea ya.

- Podemos ver una peli, a ti te gustan las de terror, no? - Le sugerí y creí haber safado en ese momento con mi problema.

- Sí pero no puedes ver pelis de terror, ¡peor de noche! Luego tienes pesadillas -.

- Yo ya estoy grande Rebe…-

- Oh, me gusta que me digas Rebe… Por qué no jugamos play un rato? - Sé que me interrumpió y me acarició la cabeza sólo para distraerme de la película, pero no podía negar que siempre tenía buenas ideas.

- ¡Dale! -.

Jugamos y cenamos pizza con la plata que dejaron mis padres, siempre con ella son las citas perfectas. Pero todo lo bueno se acaba, rogaba que no se de cuenta del reloj, seguí jugando… ella vio un mensaje de texto en su teléfono y luego chequeó la hora, probablemente era él… pero no me quiero amargar mientras estamos juntos.

- Última partida y te vas a poner la pijama -. 

- Noooooooooo,- Se lo imploré mientras me desinflaba en el asiento.

- Hagamos algo, si me ganas yo me voy a dormir y si yo gano te vas a dormir -.

- ¿Y si empatamos, hacemos pijamada?-

Rebecca soltó una carcajada. 
- Eres tan ocurrido Sebas…- 
Cuantos puntos son esos? Pensé mientras sonreía por haberla hecho reír.
- Bueno, dale -.
Yo sabía que no le podía ganar, pero bueh… uno nunca sabe, quizás hoy ocurría un milagro.

Luego de perder la última partida y aguantar alegremente su “baile de la victoria”, subí a mi cuarto a cambiarme, y a esperarlo. Pasaron quince minutos y el timbre de la puerta sonó.

- Sebas, ¿ya estás acostado? -.

Yo no contesté, así ella pensaría que me quedé dormido del cansancio. Pero no era ninguna tonta, así que tenía que fingir bastante bien. Estoy tirado en la cama, medio desarropado, no tanto, para que no sea tan obvio y la boca abierta para fingir que caí tendido. Creo que un día voy a ser actor.

Ella se acercó y me arropó bien, luego me dio un beso en la frente y cerró la puerta. Me levanté en seguida para abrir la puerta cautelosamente, no podía perderme ningún detalle. Muy despacio, pero ágilmente salgo al pasillo y me quedo acostado en la escalera, conocía el lugar perfecto para no ser detectado y al mismo tiempo tener una vista periférica de el recibidor y el living.

Creo que él se llama Carlos, no sé qué se cree… La última vez intentó hacerse el gracioso y simpático conmigo. Ella abre la puerta y él la saluda con un beso en la mejilla, pero no es Carlos. No sé si alegrarme o molestarme. Por un lado, ya no sale con Carlos, pero por otro lado, no conozco a este arrapiezo.

- Pasa Javi, iba a hacer dormir a Sebas, pero ya cayó tendido. Te tienes que ir antes de las doce-.

Já, eso le deja sólo una hora y algo más, para que se largue de mi casa y de ella.
- Ufa, y por qué tan poco tiempo, no vamos a alcanzar a ver toda la película -.
- ¿Cuál trajiste? -.
- La que querías ver, Juan de los muertos. Y también te traje palomitas -.
- Siéntate y pon la peli, yo voy a hacer las palomitas -.

Claro, con él sí quieres ver esas películas. No sé si te pueda perdonar esto Rebecca… Pero podría considerarlo si lo botas de la casa ahora… Ahora… Ok, me conformo con que te aburras y te quedes dormida mientras te conversa.

Rebecca regresa con un bowl de palomitas y él pone la película. Apagan la luces y ella se sienta a su lado, pero no tan cerca de él. Eso está bien.
Los tres vemos la peli, es de zombies, pero hasta ahora no asusta nada. Sólo impresiona por los cambios de música y los cambios bruscos de escena, pero a la final pasa muy poco. Esto es terror? Esto es lo que no me va a dejar dormir?

- ¿¡Qué haces!? -.

Rebecca se molestó con Javi, parece que mientras veíamos la película él se adoneció hasta alcanzarla con lujuria, pero no me di cuenta. Pensé que todos estábamos viendo la película, qué falta de respeto.

- Tranquila, sólo quería que estemos más cómodos -.
- Pues, estamos en el sofá. Eso es bastante cómodo para mi -.
- No te pongas así, ven acá -.
- Qué te pasa, quédate tranquilo -.
- Qué te pasa a ti, para qué me dices que venga entonces -.
- AH? creo que estás confundiendo las cosas -.
- No, creo que estoy perdiendo mi tiempo -.
- Eres un imbécil, lárgate de aquí -.

Todo pasa muy rápido. Rebecca le pega una cachetada y él se molesta.

- Qué más da, puta -.
- Estúpido, no te quiero volver a ver! -.

Ella está histérica y le tira la puerta mientras él se va, y aunque yo también tengo ganas de acogotarlo, soy la persona más feliz de la tierra. Quiero gritar de la felicidad y sin querer hago un sonido con los pies que me descubre.

¿Sebas? ¿Qué haces despierto? -.
Te escuché gritar y me preocupé, pensé que se habían metido a la casa -.

En ese momento te cambia la cara, ya no estás tan brava.

- Ven, vamos a acostarnos. Ya mismo llegan tus papis -. 

Subes con grandes zancadas y me coges de la mano. Y yo te agarro fuertemente mientras regresamos a mi cuarto, colocando mis dedos entre los tuyos y apretándote aún más. Entonces me miras, como si te hubieras acordado de algo, seguramente piensas que es un deja vu, pero en lo más profundo de ti sabes que lo sientes, entonces, trato de decírtelo con la mirada…

Nunca te voy a abandonar Rebecca. Siempre voy a estar contigo. Se lo prometí a tu verdadera madre, el día que murió y lo voy a seguir cumpliendo, así tenga que renacer diez veces más.


Pero esa, es otra historia.

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